Conclusión

«Las semillas están plantadas, ahora se necesitan conocimientos y herramientas para criarlas»

En América Latina existe una desconfianza generalizada en las instituciones del sector estatal y privado. En los países encuestados, solo una pequeña proporción de la población paga impuestos directos. En consecuencia, el sentido de identificación está poco desarrollado. La sociedad civil organizada es comparativamente débil y ejerce poca presión sobre el estado y las empresas. En países donde el nivel de organización sindical es relativamente alto, se observan múltiples logros sociales. Sin embargo, al mismo tiempo se han desarrollado incrustaciones y hasta estructuras mafiosas.

En América Latina, la falta de controles y la impunidad generalizada promueven un comportamiento comercial irresponsable. El hecho de que la justicia brasileña esté investigando cargos de corrupción también contra funcionarios titulares del gobierno y líderes empresariales, debe ser evaluado positivamente. Generalmente, en América Latina se inician investigaciones –si es que esto sucede– sólo después del término de un gobierno. En estos casos a menudo quedan desacreditadas como maniobra política del nuevo gobierno contra su predecesor.

En América Latina, la realidad empresarial es multifacética: existen empresas que funcionan como islas según normas sociales y ambientales internacionales, pero también hay una gran cantidad de empresas informales donde los empresarios y sus empleados se desenvuelven en condiciones precarias. La destrucción ambiental masiva es también resultado del uso de tecnologías obsoletas. Es necesaria la transferencia activa de tecnología y de conocimiento para que procesos económicos y ecológicamente razonables encuentren una rápida propagación y aplicación. Las cadenas internacionales de suministro son de vital importancia para esta temática.

En América Latina, numerosos representantes del empresariado desean aportar para resolver los apremiantes problemas sociales y ambientales. Esto contrasta con el comportamiento real de muchas empresas, del cual se informa en los medios de comunicación y que también se tematizó ampliamente en varias de las entrevistas realizadas. Según estas fuentes, las empresas más bien parecen promover los problemas sociales y ambientales existentes. Esta discrepancia debe ser resuelta en los próximos años.

En América Latina, la gestión empresarial responsable sigue siendo un concepto relativamente nuevo. Muchas actividades se encuentran en la fase de proyectos piloto o prototipos. La Responsabilidad Social Empresarial (RSE) generalmente se equipara con el compromiso filantrópico. Por ejemplo, las empresas y sus empleados ayudan a pintar una escuela o limpiar un parque local. Las fundaciones empresariales grandes financian actividades deportivas, educacionales y culturales. Pero, rara vez se lleva a cabo una integración sostenible de los diversos aspectos de la gestión empresarial responsable a los procesos de la actividad principal.

En América Latina, la gestión empresarial responsable a menudo es vista por las compañías como un factor de costo en lugar de una inversión. Los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas proporcionan una sólida base para integrar sistemáticamente los diversos aspectos de la buena gestión corporativa a los procesos institucionales. Las empresas pueden así aportar activamente a alcanzar los objetivos de desarrollo de la ONU para 2030.

En América Latina, a menudo se afirma que la nueva generación de empresarios (millenials) está tratando de seguir los principios de la gestión empresarial responsable. Los profesionales jóvenes y bien capacitados esperan que las empresas para las que trabajan cumplan con sus responsabilidades sociales y ambientales. Sin embargo, para establecer una conciencia generalizada respecto de la gestión empresarial responsable, esta debe afianzarse más firmemente en la formación, desde la primera infancia hasta la educación universitaria. Al mismo tiempo, surge la pregunta de si la generación joven puede realmente ser el esperado agente de transformación si no existen suficientes ejemplos positivos entre actual la generación de gerentes.